Aunque ya hubo un acercamiento hace unos cuantos años, desde Huelva Acoge llevamos interviniendo y trabajando con personas extranjeras, en situación de vulnerabilidad, internas en el centro penitenciario de Huelva desde el año 2022. Pero, no solo nos centramos en las personas que están internas, sino que también intervenimos y trabajamos con sus familiares y sus redes más cercanas. Esto cobra un especial interés, ya que las consecuencias de la entrada en prisión de una persona afecta a todo su círculo social más cercano. Por ejemplo: la entrada del sustentador económico principal de una unidad familiar afecta directamente a la situación socioeconómica de dicha familia.
Durante todo este tiempo, y gracias a la atención individualizada a través de entrevistas, hemos podido comprobar que las personas extranjeras internas sufren y padecen necesidades bien diferenciadas a las de las personas nacionales internas. En este sentido, las personas extranjeras internas tienen un riesgo mayor de estar en situación de vulnerabilidad extrema, ya que no cuentan con redes de apoyo fuera. Estas personas tampoco tienen la posibilidad de poder regularizar su situación ni documentarse estando internos ni una vez fuera, no tienen conocimiento del proceso judicial sobre el caso por el que están siendo juzgados. Muchas veces, la barrera idiomática es también un impedimento para poder conseguir un trabajo y tener unos ingresos. No pueden establecer contacto continuado con sus seres queridos, con todas las implicaciones psicológicas negativas que conlleva esto…y un largo largo etcétera.
Por ello, para Huelva Acoge cobra especial interés el acompañamiento y el trabajo que se realiza tanto con las personas internas como con sus familiares, ya que, en muchas ocasiones, nos convertimos en la única vía de comunicación entre estas personas. Nos hemos encontrado, en varias ocasiones, a madres y padres que están en su país de origen que piensan que sus hijos han perdido la vida cuando han migrado hacia España; o incluso durante la pandemia del COVID 19. Hay casos de internos que, cuando estalló la guerra en Ucrania, no sabían si sus familiares estaban vivos o muertos. Ante estas situaciones, una llamada nuestra hace que esa madre, ese padre o familiar puedan retomar la calma y aplacar esa tensión y ansiedad; y ahí comenzar el proceso para restablecer la comunicación, aunque no es tarea fácil por los impedimentos propios del centro penitenciario.
Lo descrito anteriormente es una de las cuestiones que nos encontramos frecuentemente en nuestra intervención desde el ‘Proyecto Prisiones’, aunque, tal y como se ha dicho, no son las únicas, ya que nos referimos a un grupo poblacional que, por el simple hecho de no ser nacionales, se enfrentan a multitud de necesidades durante su estancia en prisión; y una vez cumplida su pena. Por lo que trabajar desde una perspectiva humana y tratarlos como sujetos de derechos en las mismas condiciones que a las de una persona nacional, y siendo consciente de la existencia de necesidades relacionadas con su origen, es una de las potencialidades de nuestra intervención.